Vivo muy pendiente del mundo virtual. Lo reconozco, tengo obsesión con el correo, paso interminables horas navegando en busca de tesoros escondidos, me encanta estar pendiente de todas las novedades televisivas y desde luego, prefiero mil veces vivir sin lavadora que sin internet. Es así, para qué ocultarlo.

Sin embargo, nunca podría vivir como Amber Valletta en esta editorial de Steven Meisel. Si hay algo que no soporto es la palaba aséptico. Los momentos de caos, desorden y locura son necesario en cualquier momento. ¿Será por eso que diferencio tan bien entre mi faceta confusa-virtual y mi mundo confunso-real?. Aunque, ahora que lo pienso, igual no tengo las ideas tan claras...

No me hagan mucho caso. Son prácticamente las dos de la madrugada y en Italia hace muchas horas que es de noche.