La revista Esquire, en su versión norteamericana, se ha homenajeado a ella misma versioneando algunas de sus portadas más famosas con algunos de los grandes diseñadores de moda (incluso con Donatella).

La verdad es que como homenaje, vale. Como fotografía o proyecto, queda bastante deslucido. Aunque tal vez sea por el tamaño lo de las imágenes, que no consigue transmitir las sensaciones adecuadas.

No sé si en la versión americana ocurrirá lo mismo, pero la Esquire española no encuentra su sitio. Tras unas portadas magníficas, esconde un poco de cada cosa que no termina de cuajar. No termina de decantarse por nada y eso, a estas alturas, no se puede tolerar.

Eso sí, unas portadas que llaman la atención.