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MANIAC

Una especie de Ron Jeremy pero repercutido en plan politoxicomano, tiene un edipazo que lo trastorna y le lleva a descuartizar mujeres, de las que fusiona sus cabelleras con maniquís –esa constante giallesca de Bava-, para que le hagan compañía en su psicótica soledad –como a May-, y que finalmente acabarán devorándole en una onirica manaica. La causa de ello será su ultima e infructuosa victima –la que siempre lleva a la perdición al psicópata-, la belleza transalpina Caroline Munro, una fotógrafa a la que acosa, variando su modus operandi de total desvinculación, ya que en el fondo ve en ella la redención de su persistente madre.

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Estando presentes las atávicas escenas que esteriotipan el slasher, con la manida escena de cuarto de baño para enseñar dermis en plano subjetivo, o las persecuciones a victimas que se centran en el arma blanca de rigor y en evitar la cara del asesino mostrando solo extremidades. Las más turbadoras y representativas son las del asesino en su claustrofóbico apartamento, donde mira a cámara, mientras habla consigo mismo en tonalidades infantiles de respiración asmática y acaricia obscenamente a sus muñecas.

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A pesar de eso no le falta el impacto de la charcutería fina, de la que se hizo cargo el siempre inefable Tom Savini. Guardándose la escena mas vistosa y repúgnate para si mismo, en la que se hace explotar la cabeza con todo lujo de detalles y a cámara lenta –como debe ser-, por un tiro que le pega el asesino con una recortada subido al capó de un coche. Aunque también pone empeño sanguinolento en el resto, sobretodo en el delirio final del protagonista, con una secuencia de desmembración que recuerda bastante a la mítica de Day of the Dead.

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Dado su contexto, puede conisderarse un slasher que finiquita la época de los setenta, esa que era sucia, que ahondaba en la chasquearía sin atisbo de parodia y destilaba una dejadez estética propia de la decadencia que pretendía imprimir. Siendo una nasty movie mayúscula, que no gruesa, que consigue impreganrse durante todo el filme con la mal royista paranoia del asesino, ya que es al uncio al que se le da postedad. Se le pueden encontrar ciertas influencias de el Driller Killer de Abel ferrara, e incluso ejerciendolas sobre otras como Henry Retrato de un Asesino, y hasta superponiendose en tratamientos totalmente opuestos como el de Zodiac, la que le debe mas de una cosa.