Aunque se conviertan en una tortura para las mujeres, los tacones interminables son siempre una apuesta segura. Estilizan la figura, transmiten un andar tremendamente sensual, juegan entre la elegancia y la dominación, son el complemente ideal para cualquier estilismo.

Aunque no todo vale, evidentemente hay que saber llevarlos. La mayoría de los tacones que vemos en nuestra vida diaria son pura pretensión, simple falta de clase materializada en un zapato. Para lucir un buen tacón se requiere clase, elegancia y glamour.

Como protesta por los horribles atuendos que debemos soportar cada vez que salimos a la calle, me quedo con estas ilustraciones de Inna Panasenko. Magníficas.