Retro Save + Inspiration
Y así fue creciendo para seguir siendo flaco y pequeño y seguir siendo un libélula.Como tampoco tenía un gran cerebro no hizo nada en los estudios.Siempre iba con su pelota de frontón a todas partes y la apretaba con fuerza cuando se sentía humillado.Seguía siendo objeto de burla.Alguna vez tuvo que oír la palabra mequetrefe o incluso alfeñique.Como siempre iba con su pelota,también era objeto de risa fácil llamarle "el tocapelotas" Las burlas de los adultos ya no eran tan descarnadas,ahora eran más sutiles.le seguían picando,pero ya no le hacían llorar.Aunque a veces se le subía la sangre a la cabeza o se le hacía un nudo en la garganta,sobre todo cuando había alguna chica que le gustaba delante y se reía también de los comentarios que le hacían.Mira por donde que aun así se casó a los veintiséis años con la Pepa,una chica del pueblo.La tía no era ningún bellezón aunque tenía buen cuerpo.Y era pelirroja-peligrosa.Quería salir de casa de sus padres y eligió al "libélula"(presa fácil).Este no se lo creía cuando ella empezó a prestarle un poco de atención.Siempre la veía con otros chicos del pueblo,algunos de los cuales se burlaban de él.Y eran más altos y fuertes que él.Y ahora se fijaba en él.Hay que decir aunque sea indiscreción que ella ya se había pasado por la piedra a varios del pueblos.Sin embargo a Liberio lo mantuvo a raya hasta la noche de bodas.Y se había casado embarazada(por eso contó con la aprobación de los padres de ella)aunque él se casó sin saber nada.Por fortuna para Liberio,ella perdió a la criatura en el parto.Liberio empezaba a ver que esto era otra burla más del Destino.Y así fueron pasando unos años.Él trabajaba por las noches como basurero.La Pepa casi nunca quería practicar sexo con su marido Liberio.Y aunque a él a veces le apetecía,tampoco era ningún portento sexual.Su mujer lo ponía muy cachondo sólo de verle las piernas pero no era un tío de muchas energías y el trabajo lo dejaba bastante amuermado.Eso sí:Pepa se liaba con algunos casados del barrio,treintañeros,cuarentones,cualquiera le parecía mejor que su marido y no le hacia ascos a nada:el del supermercado,el carajillero del bar de la esquina,el vecino del quinto.Y claro,a los sobrenombres que ya arrastraba Liberio ahora se sumaban los de "el ciervo","el cabrito","el consentido".Para variar,Liberio no sabía como reaccionar.Si iba andando con ella por la calle los tíos le gritaban los típicos piropos y ella coqueteaba con ellos y se reía.Libero se hacía el tonto.Cuando a Pepa le tocaba limpiar la escalera se ponía un camisón corto casi traslúcido y todos los vecinos que pasaban se ponían a cien,incluso los hijos de los vecinos.En las fiestas del pueblo,cuando había verbena,ella iba con una diminuta minifalda y bailaba con todos los tíos.Por supuesto le arrimaban bien y le frotaban el hierro.Liberio iba a observar desde lejos,se torturaba,pero no hacía nada.Se limitaba a apretar con fuerza su pelota de frontón¿Qué podía hacer él?Si sólo era un enclenque,un debilucho.Se aguantaba y hacía como si no lo viera.Incluso cuando delante de sus morros le decían alguna guarrada a su parienta y ella sonreía,él simulaba no haber oído.En las tertulias de marujeo del barrio ella alguna vez se atrevía a decir delante de Liberio y ante los demás que él era impotente.
Pronto la Pepa empezó a llevarse amigos a casa.Al principio a escondidas,más tarde sin esconderse y al final como si fuera un derecho.Liberio protestaba con su escasa voz.Se sentía falto de recursos para luchar contra esa situación.
Llego un momento en que él llegaba a casa y se encontraba en su casa a un vecino en calzoncillos que lo saludaba con una sonrisa llena de guasa y le decía:"¿Qué hay libélula?
Ese día cuando el tipejo se fue Liberio se encaró con su mujer:"Somos el hazmerreir de todo el barrio".-"¡Tú siempre has sido el hazmerreir en todas partes!¿Ahora te quieres hacer el importante conmigo?"-Liberio pegó una patada a una silla y se fue al baño.Y lloró en silencio.Esa noche en el trabajo tenía los ojos enrojecidos.Y sus compañeros se rieron.Uno de ellos dijo:"¡Dejadlo!Bastante tiene que aguantar".Cuando llegó a casa por la mañana nada más entrar escuchó a su mujer jadear como una loca.Parecía una cerda en celo.Un vecino del barrio salió al poco rato subiéndose los pantalones."¡Mequetrefe!¡Tu mujer es una guarrona!¡No veas como le gusta tener un rabo dentro!¡¡¿Verdad Pepa?!!Jajaja!".-"Verdad"-contestó ella.Y el vecino se marchó sin decir ni una palabra más,sólo se reía.Liberio entró en la habitación de matrimonio.La Pepa permanecía tumbada en la cama,sudorosa y aun jadeaba,cada vez más suavemente."¿Qué miras?"-le espetó con desprecio a Liberio."¡Ese lo hace mejor que tú!Me he corrido tres veces¡Impotente!Eres un enclenque y un libélula.¿Por qué me casaría contigo?"
Liberio se subió a la cama y se posó junto a la Pepa como una libélula,tranquilamente,pesaba tan poco que la cama ni se inmutó.No dijo nada.Le puso la mano en el cuello con suavidad.Ella lo miró con arrogancia una vez más,pensó que él quería demostrarle que no era impotente.Como siempre,Liberio tenía cara de cordero manso.Y Liberio apretó.Y apretó y apretó y apretó.Treinta años de apretar una pelota de frontón,de golpe cayeron con toda su fuerza sobre la garganta de la Pepa.Primero saco unos centímetros de lengua,los ojos como platos.Luego se le partió la traquea.Y así quedó con una estatua."Libélula" Liberio continuó apretando como un autómata durante bastante rato... Un Relato de: Espigado-caracortada