





La estética pinup siempre es un acierto. Aunque en muchas ocasiones se abuse de ella, o se trate de forma poco correcta, el regreso a la elegancia de los años cincuenta me parece en todo caso un éxito asegurado. Evidentemente, no debemos caer en la monotonía ni en el monopolio pinup, pero en pequeñas dosis restan un poco de fealdad a la vida rutinaria.
Gracias Gil Elvgren por todo.