Durante los 80, junto con el eterno Miguel Bosé o el desaparecido Iván, triunfaba otro ídolo de jovencitas, Pedro Marín. De estética bastante similar a sus compañeros (delgaditos, ambiguos y con peinados imposibles), sin ningún sentido del ritmo y a base de saltitos, consiguió que todo el mundo cantara aquél Que no o su megahit Aire (arriba).

Muchos años después (como unos 20), tras alguna exclusiva rosa, algún reality show y algún desnudo integral, volvió al mundo musical, eso sí, con un peinado más que imposible. Esta vez pasó de las jovencitas y publicó su disco Diamonds, con versiones de temas de Amanda Lear, la famosa cantante transexual. No le fue ni mal ni bien.

Ahora creo que ha vuelto a sacar disco, pero sin Amanda Lear nos produce bastante aburrimiento. Aquí el primer single de Diamonds, Follow me:

Algún día dedicaré un post a Amanda Lear, musa de Dalí y amante de Bowie, entre otros muchos méritos. Se lo merece.